COFRADIA   DEL   STMO.  ECCE HOMO     Y  DE   NTRA.  SRA.  DE   LAS   ANGUSTIAS
Semana Santa de Zaragoza

 LA IMAGEN DEL ECCE-HOMO

La Cofradía del Santísimo Ecce-Homo y de Nuestra Señora de las Angustias procesiona desde el año 1967 el Ecce-Homo de la parroquia de San Felipe, la imagen más antigua y de mayor valor histórico de la Semana Santa zaragozana.

Esta talla se puede admirar actualmente en la Iglesia de San Felipe, donde se halla ubicada durante todo el año para devoción de los fieles. Es una escultura de autor anónimo y que debe ser fechada en las postrimerías del siglo XV.

¿Qué es un “Ecce-Homo”?. El Ecce-Homo representa la figura de Jesucristo, tras ser azotado y coronado de espinas, presentado por Pilatos a la vista del pueblo judío; de ahí la expresión latina Ecce homo, que significa “He aquí el hombre”. Es una imagen de gran patetismo y fuerza, una prueba de humillación.

No obstante, hay que aclarar que la talla en cuestión, para algunos expertos, muestra más bien el momento de Cristo esperando a la muerte (poco antes de ser clavado en la cruz), sentado en una roca del Calvario. Esta imagen de Cristo esperando ser crucificado tuvo una gran devoción en Flandes y otros lugares del norte de Europa en el siglo XV, ello explicaría la similitud con otras tallas flamencas de la misma época, semejanza que también se aprecia en otra escultura parecidísima perteneciente a la Catedral de Burgos.

Sin embargo en la tradición popular española ha calado la advocación señalada anteriormente como “Ecce-Homo”, ya que la escena de “Cristo esperando la muerte” no tenía tradición en los países del sur de Europa, por lo cual esta imagen pasa a ser denominada como “un Ecce-Homo”.

La talla que nos ocupa es de madera de roble policromada; muestra a Cristo sentado en una piedra del Golgota y presentando una expresión de angustia en su rostro: boca entreabierta que deja visibles los dientes, cuello tensionado, la cabeza ligeramente inclinada con melena abundante así como la barba y el bigote, una corona de espinas punzantes, los brazos membrudos atados por las muñecas y el torso lleno de latigazos con las costillas marcadas... en suma, realza todas las huellas del sufrimiento y la pasión, recreándose en ellas con gran maestría. A su vez tiene un paño de color marfil, en el cual se pueden distinguir aún algunas letras de una inscripción de caracteres latinos, seguramente con la intención de recordar a los fieles que esta visión dolorosa ha sido deseada por Cristo para rescatar a los hombres del pecado. Caída a los pies, la túnica (en su origen de color azul) en numerosos pliegues. Por último, esta impresionante imagen posee una caña de color dorado sostenida por las manos.

Esta magnífica escultura, como se ha dicho, es de autor anónimo y datada hacia finales del siglo XV; allá por el año 1681 apareció en una hornacina del tercer cuerpo del altar mayor, donde se hallaba oculto, cuando se desmontaba el mismo con motivo de las obras de acondicionamiento de la Iglesia de San Felipe. Mientras se erigía la nueva iglesia, esta talla estuvo custodiada en la casa del Conde de Guara, don Artal de Azlor. Con motivo de este descubrimiento se funda la Cofradía del Santísimo Ecce-Homo.

Situada en el extremo de una de las naves laterales de la Iglesia de San Felipe, la imagen quedaría mejor enmarcada aún cuando en 1827 el escultor Tomás Llovet le construyó un templete de estilo neoclásico.

En el año 1967 la Cofradía del Ecce-Homo obtuvo el permiso para sacar procesionalmente la valiosa talla; fue necesario un informe técnico de los hermanos Albareda y la construcción de una peana adecuada hecha de madera natural con realces dorados (también construida por los hermanos Albareda). En la parte frontal de la base de apoyo de la imagen se aprecia la figura en relieve de Nuestra Señora de las Angustias, en las otros lados se distinguen los emblemas y escudos de la Cofradía.

Durante unos diez años fue procesionada a hombros y posteriormente se le acoplarían ruedas. En los años 90 la peana del Ecce-Homo ha sido alargada para conseguir mayor holgura.

Esta interesantísima talla fue mostrada durante la Exposición El Espejo de nuestra Historia, que se realizó entre octubre de 1991 y enero del año 1992 en Zaragoza. En dicha exposición la escultura sufrió unos pequeños daños, por lo que hubo de ser restaurada; estas mejoras consistieron en asentar la pintura y mejorar su aspecto despojándola de restos de grasa, cera, humo, etc. Tras lo cual se lijó con cuidado y dio un toque final de barniz nuevo para protegerla.

Hoy en día puede contemplarse situada en su templete dentro de la Iglesia de San Felipe, digno marco ambiental de una de las iglesias más emblemáticas de Zaragoza, y, durante la Semana Santa, ubicada en su carroza tanto en las procesiones como en el interior de la misma iglesia.

 
 
 
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